SI DE VERDAD AMAS A LOS PEREZOSOS, DÉJALOS EN EL BOSQUE
El 90% de los perezosos, sobre todo las crías son víctimas
del tráfico ilegal.
Entre el 80% y el 90%
de los perezosos que son traficados mueren. Los perezosos son animales muy
sensibles: se estresan con mucha facilidad y esas situaciones se reflejan de
inmediato en sus sistemas respiratorio y digestivo. Néstor Correa es un biólogo
el cual se encarga de rehabilitar a ejemplares de la especie que son rescatados
en Panamá.
La fragilidad aumenta en el caso de las crías que suelen ser
las victimas más frecuentes del tráfico ilegal de perezosos. “La separación de
sus madres y la falta de la leche materna es traumática para ellos”, declaro
Correa.
Las crías son apartadas de las hembras, a las que matan o
les roban sus bebes, a menudo con violencia, para recibir, sin embargo, después,
los pequeños una alimentación deficiente. Estos permanecen, además habitualmente
hacinados en lugares inapropiados y, en ocasiones, tampoco escapan del
maltrato. En muchos casos les cortan las uñas para evitar que hieran a los
humanos, lo que supone una calamidad para ellos, pues dependen de ellas para
escalar los árboles y mantenerse en las copas de estos. Los perezosos se
alimentan de plantas y frutas que se hallan solo en los árboles tropicales. Y bajan
únicamente a tierra para defecar una vez a la semana. Además su metabolismo es
muy lento, por eso gastan muy poca energía al moverse.
“ Los bebés de perezoso son como de porcelana”, afirma Tinka
Plese, cuya organización lleva más de 20 años asegurando la conservación de
perezosos, armadillos y osos hormigueros. Las épocas de mayor afluencia de
perezosos al refugio coinciden con los días posteriores a las temporadas
vacacionales, en donde los habitantes del Valle de Aburra (por ejemplo) viajan
a zonas donde habita la especie y compran ejemplares en los márgenes de las
carreteras.
Los precios que se pagan por un ejemplar de perezoso en las
ciudades o los países cuyos habitantes disponen de niveles altos de renta
estimulan el mercado ilegal en las comunidades más vulnerables. La venta de una
cría de perezoso supera un salario mensual en una comunidad rural en Colombia o
Panamá. Los animales se ofrecen en carreteras y plazas e incluso por encargo.
En Colombia y Panamá habitan cuatro de las seis especies de
perezosos. El Bradypus variegatus y el Choloepus Hoffmani viven en ambos países
mientras que el Choloepus didactylus se encuentra en Colombia y en gran parte
de la Amazonía y la especie más amenazada es el Bradypus pygmaeus se encuentra
solo en una isla caribeña de menos de 5 km cuadrados en Panamá.
Los perezosos además se han convertido en una mercancía más
dentro de la oferta de servicios turísticos. Cuando no los venden, los exhiben
en las calles y puertos y dejan que la gente los abrace y les den de comer. Muchas
organizaciones trabajan para generar conciencia en los turistas sobre estas malas
prácticas. Con eslóganes como “No son peluches ni mascotas. Su tenencia es
ilegal.” La fama que han adquirido estos animales que parece que siempre tienen una sonrisa se
ha convertido también en un problema para su supervivencia.
Valoración personal: En mi opinión da mucha pena que unos animales estén desapareciendo de sus habitas para aumentar el turismo en esos países. Estos animales se están extinguiendo poco a poco sin que nadie se de cuenta de realmente lo que sucede. Si seguimos así, cogiendo animales de sus habitas vendiéndolos, traficando con ellos, irán desapareciendo diferentes especies, como paso hace unos meses con el último rinoceronte los cuales han llegado a extinguirse por cosas como estas.
Carla Cerdán Llach.
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