El peligro de que nos gusten los gusanos

La creciente aceptación de los insectos en lugares como Europa puede ser una oportunidad para los países en desarrollo que los consumen tradicionalmente, pero también presenta riesgo.

¿Alguien podía imaginar hamburguesas de larvas, grillos con cebolla o escorpiones con chocolate en las mesas europeas?
Cocinar y comer bichos es un concepto que aún genera revuelo en la mayoría de países de Europa. Como el levantado a raíz de que la cadena de supermercados Carrefour presentara la semana pasada en España una gama de productos basados en insectos. "El hecho de que Europa sea cada vez más diversa culturalmente ayuda a que la gente tenga miras más amplias y acepte probar comidas exóticas o poco tradicionales", apunta Patrick Durst, que trabajó durante muchos años para la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura). "Pero los insectos siguen siendo un tema más complicado, por el asco que generan en muchos europeos, que los relacionan con la suciedad y las enfermedades", añade.

  Una hamburguesa hecha con larvas de cucarrón ideada por la 'start-up' alemana Bug Foundation. Una hamburguesa hecha con larvas de cucarrón

Algo así les ocurre a los padres de los tres jóvenes universitarios de Bilbao que se han lanzado a comercializar insectos cubiertos de chocolate bajo la marca Khao Thai. "Hay reacciones radicales: o querer probarlo al minuto cero, o ni acercarse.Estos replican que se pueden criar en ambientes perfectamente higiénicos y que, cumpliendo con las normativas europeas de inocuidad alimentaria, no representan ningún peligro para la salud. "De hecho, y dado que están mucho más lejos biológicamente de los humanos que otros animales de granja, diría que el riesgo de contagios o transmisión de enfermedades es mucho menor", apuntan.


El hecho de sazonarlas adecuadamente y presentarlas de modo que no se identifique el bicho (en harinas, salsas o sopas, por ejemplo) ayuda a superar la repulsión inicial de muchos. "Un filete no es una vaca, y una tira de panceta no es un cerdo. No hay por qué ver el insecto a la hora de comerlo", apunta Durst. Y todas estas iniciativas entomofágicas se esfuerzan, por supuesto, en destacar las propiedades alimenticias y medioambientales de sus productos.
"Y el valor nutricional varía mucho de una especie a otra, o incluso en función del momento de la vida del insecto en que se coma, o cómo se prepare. Pero podemos decir con seguridad que, en general, tienen un nivel de proteínas cercano al de la carne de vaca o pollo o del pescado, y altos contenidos de vitaminas, aminoácidos y micronutrientes".

El problema no recae sobre los ejemplares que se pueden criar, como los que traen los emprendedores universitarios de Khao Thai, sino sobre aquellas especies que aún no se ha logrado producir en cautividad y que deben recolectarse de la naturaleza. Como los gusanos de bambú, cuya demanda internacional ha crecido enormemente y, en consecuencia, su precio se está disparando en lugares como Tailandia y alejándose de los bolsillos de los tailandeses.ç

Es un efecto que ya sufrieron productos como la quinoa (un grano sudamericano hoy de moda en Occidente) o los hongos Cordyceps (de uso medicinal): el éxito comercial en los mercados más pudientes pone el uso de un recurso o alimento tradicional fuera del alcance de los locales. "Si algún insecto se vuelve un producto gourmet en Occidente, los efectos en los recolectores locales serán variados", sostiene Durst. "Por una parte, su valor o precio podría sobrepasar lo que pueden pagar por él. Pero, por otro, ese alto valor puede significar una nueva fuente de ingresos para ellos".



OPINIÓN PERSONAL:
Personalmente creo que hemos llegado a un punto en el que nos hemos cansado de la comida tradicional y buscamos probar alimentos nuevos. Esto hace que introduzcamos productos más 'exóticos' como son los bichos en nuetsra alimentación.
Esta situación puede hacer que muchas empresas aumenten sus ingresos ya que es completamente nuevo para nosotros y podemos estimular nuestra economía. Sin embargo hay que tener en cuenta que los países de los cuales los importamos, normalmente con un nivel de vida bajo, basan su alimentación en estos y al aumentar la demanda, estamos deteriorando aun más su nivel de vida.
 Desgraciadamente esta injusticia la hemos estado viviendo durante muchas años ya que los países desarrollados nos aprovechamos de los subdesarrollados, sin plantearnos realmente nuestras necesidades y sin hacer una visión global hacia un mundo más equilibrado. 


MARINA FORNALS SALOM 

Comentaris

  1. Bajo mi punto de vista, no creo que fuese capaz de probarlos, ya que toda la vida los bichos se han considerado “no comestibles” en nuestra cultura. Ahora bien en otras culturas es totalmente normal alimentarse de estos, por ello es una cuestión un poco relativa. Si es cierto que aportan una fuente de proteínas enorme pero no me sentiría cómoda consumiéndolos sin saber las medidas higiénicas que se han llevado a cabo...

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  2. Yo desde mi punto de vista creo que hay gente de todo tipo y si hay personas que les gusta probar cosas nuevas o ya les gustan los bichos pues adelante , cada uno tiene una opinión y unos gustos , es verdad que hay no hay que pasar de un extremo de que nada lleve bichos a que todo lleve bichos. Yo los probaría pero no creo que fuese una costumbre .

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  3. Los bichos son considerados como el alimento del futuro debido a que si comparamos la cantidad de agua q se necesita para alimentar a una vaca para producir un kilo de carne destinada al consumo con un kilo de insectos destinados a su consumo podríamos apreciar que el caso de la vaca se necesitan muchos más litros en comparación de insectos. Por ello es una manera de 'ahorrar agua' de una manera indirecta. Aunque para que socialmente se haga un giro para aceptar los bichos como comida antes que la carne tendrán, los bichos tendrán que esperar bastantes años

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  4. Sinceramente, hoy en dia no me veo ami ni a la gente de mi alrededor comiendo bichos como otra comida mas en el dia a dia. Por mucho que digan que bien cuidados no son antiegienicos y tienen proteina, en nuestra cultura no son habituales y cambiar las costumbres de las personas es bastante dificil.

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